El santo aparece ataviado con túnica azul grisácea y capa en color crudo. Se encuentra en actitud orante dirigiendo su mirada hacia el Cristo crucificado.

El fondo del escaparate está decorado con una tabla pintada emulando un paisaje de montaña. La escenografía que rodea al santo nos da información sobre la vida del mismo. Las rocas que forman la base aluden al desierto, donde el santo se retiró a hacer vida ascética. La calavera nos recuerda la fugacidad de la vida y remite al cristiano a llevar una vida recta y de oración.

A comienzos del siglo XVII ya son frecuentes estas pequeñas escenas de tradición italiana, con personajes prolijamente trabajados en cera, dispuestos en una escena que se colocaba dentro de urnas o escaparates con cristalera frontal. Estas piezas se destinaban a oratorios de conventos y colecciones privadas, a veces integraban la decoración de un mueble, cajones o bargueños, o se enmarcaban como escenas independientes. Antaño muy valorados, sabemos que existieron teatrinos de cera en casas nobles y monasterios e incluso en el regio Alcázar, donde adornaron piezas como el despacho y el oratorio de la torre o la librería.

Bibliografía de referencia:
- Jesús Urrea. "Apuntes para el estudio de la escultura en cera en España". En B.S.A.A, Valladolid, 1979, págs..489-495.