BIBLIOGRAFÍA:
Pérez Preciado, José Juan: El Marqués de Leganés y las Artes. Madrid, 2008, tesis doctoral, p. 1927, nº 502.
 
Obra recogida en el inventario, Documento 20, documento 1846, inventario postmorten de XV Conde de Altamira, Vicente Joaquín Ossorio de Moscoso, nº 502, descrito “San Pablo apóstol de cuerpo entero tamaño natural Original de Castillo. Alto 5-10 /Ancho 3-11Marco dorado” y anteriormente atribuido a Antonio del Castillo.
 
La obra que presentamos, firmada y fechada por Sebastián de Llanos y Valdés en 1666, supone una interesante aportación al catálogo razonado del pintor. Su descubrimiento tuvo lugar después de la publicación del catálogo razonado del pintor Enrique Valdivieso, Don Sebastián de Llanos y Valdés, recientemente editado en Sevilla en 2023 y será incluida en una futura publicación a cargo del profesor D. Enrique Valdivieso.
 
Hijo de Sebastián Ruiz y María de la Cruz, nació probablemente alrededor de 1605. En 1653, fue nombrado alcalde del Gremio de Pintores de Sevilla. Se sabe que tuvo varios aprendices en su taller, incluyendo a Juan Real en 1656, cuando este tenía nueve años. Figuró entre los fundadores de la Academia de Bellas Artes en la parroquia de San Luca en 1660, participando activamente y contribuyendo económicamente a su sostenimiento. Fue cónsul en la Academia, junto con Juan Valdés Leal. En 1664, asumió la presidencia, cargo que ocupó durante un tiempo prolongado. Falleció el 10 de octubre de 1677.
 
Es innegable la influencia del pintor Herrera el Viejo en la obra de Llanos Valdés, del cual fue discípulo, aunque su estilo se deriva de Zurbarán, a quien debe su sentido del claroscuro, así como la manera de plegar los paños.
 
San Pablo, también conocido como el Apóstol de los gentiles, tuvo gran importancia por su labor misionera y como escritor de las epístolas, que se convertirían en textos canónicos. Sebastián de Llanos y Valdés, pinta este San Pablo de pie, con un libro entre sus manos y abrazando con su brazo izquierdo una espada, símbolo de su martirio y que se identifica con las palabras que él escribió en una de sus cartas: la espada del Espiritu, que es la palabra de Dios, que aluden al poder del mensaje divino como arma espiritual defensiva, pero también ofensiva asociada a la evangelización.
 
Destacamos el buen dibujo de la figura y la acertada expresividad del santo. También es interesante resaltar el paisaje que se abre al fondo con un potente foco lumínico que resalta la figura del santo, así como los detalles de la naturaleza perfectamente capturados. La obra muestra una gran calidad cromática, emanando de la figura en los contrastes de marrones de la túnica, morados del manto y las distintas tonalidades de verdes, grises y amarillos del paisaje, características distintivas del pintor.
 
A relacionar con la serie de cuatro cuadros - San Marcos, San Lucas, San Mateo y San Juan-, óleos sobre lienzo, 191 x 105 cm, conservados en la Fundación Casa Ducal de Medinaceli (Ver: http://fr.fundacionmedinaceli.org/coleccion/fichaobra.aspx?id=590), lo que nos hace pensar que quizás la obra que presentamos estuviera concebida como parte de una serie en paradero desconocido que pudo pintar Sebastián Llanos y Valdés.
 
Una Piedad, firmada por Sebastián de Valdés y Leal, en este mismo de año 1666, se conserva en la catedral de Sevilla.