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ALCALÁ SUBASTAS

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0749

"Cristo expirante". Marfil tallado "Cristo expirante". Marfil tallado

ATRIBUIDO A FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES (Fuendetodos, 1746 - Burdeos, 1828)
Muerte de San Antonio Abad

 

Óleo sobre lienzo. 50 x 36 cm.
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección privada española.
 
Obra inédita y procedente de una colección particular aragonesa. De la misma colección, vendimos en la subasta de octubre del 2012, una magnífica pareja de bodegones “Perdices y centro de frutas sobre una repisa” y “Frutero de cristal, queso, pan y sandías sobre una repisa” de Juan de Espinosa (1605/10- 1671).


 
La obra que presentamos está basada en el cuadro de Corrado Giaquinto (1741- 1742) conservado en la iglesia de San Giovanni de Calibita en Roma. Sobre un paisaje al atardecer, se representa el Éxtasis de San Antonio Abad antes de su muerte. Sentado sobre una roca, el santo anacoreta expresa su éxtasis ante la aparición del ángel mancebo que desciende del cielo. A los pies del santo los símbolos alusivos a su vida eremítica consagrada a la oración y a la penitencia. A la derecha de los pies del santo, una pareja de libros, pergamino, cuenco y calavera; a la izquierda flagelo, cruz y lucerna apenas sugeridos.
 
Francisco de Goya viaja a Italia en junio 1769 y regresa a España en la primavera de 1771. Se establece en Roma, considerada como la metrópoli de las Artes y un lugar de encuentro de muchos de los artistas de la época. De su estancia en Roma, nos informa Goya “en sus capitulaciones de boda, “excepto dos a.s [años] q.e hace ahora quatro que estuvo en la Ciudad de Roma”6 y que “residió en Zaragoza hasta el año 1769, que pasó a la Corte de Roma a estudiar en la Academia del Diseño para los adelantamientos de la Pintura, donde se mantuvo dos años”. De estos primeros años de formación se conserva el Cuaderno italiano: “varios de sus dibujos copian esculturas clásicas de Roma, un fresco de Giaquinto, así como presenta composiciones propias y las primeras documentadas de cuadros tempranos”. (Ver: José Manuel de la Mano , José Manuel Matilla , Luis Zolle , Madrid. Cuadernos italianos en el Museo del Prado. Francisco de Goya, José del Castillo, Mariano Salvador Maella: catálogo razonado, pág. 597).
 
Se conocen otras versiones del “Éxtasis de San Antonio Abad”. Una conservada en el Museo de Zaragoza, otra en una colección particular de Suiza, la de una colección particular madrileña y otra en Zaragoza. La repetición de estas versiones podría estar relacionada con el éxito de la venta de los cuadros de San Antonio Abad.
 
Podría tratarse de la primera versión pintada por Francisco de Goya. Según el estudio técnico, analítico y a partir de la radiografía de la obra, se trata de una obra con especial soltura, frescura y maestría. Con una pincelada suelta y directa, se pueden apreciar a partir de la imagen radiográfica, un conjunto de variaciones realizados durante el proceso de ejecución, lo que nos hace pensar que Goya, realizara un primer boceto en la Iglesia de San Giovanni Calibita frente a la obra de Giaquinto y lo finalizara posteriormente. Se observa una corrección en la posición del antebrazo izquierdo del ángel: inicialmente se pintó en una posición más baja. Se ha variado la forma del pelo del ángel, en un principio ocupaba un espacio de mayor reserva en el cielo circundante. Y por último en la rama que sale del tronco, por encima y detrás del santo, a su derecha, se pintó inicialmente mucho más gruesa y grande, siendo reducida recubriéndola con el color del cielo. También existen variaciones en la ejecución de la roca sobre la que se sienta el santo, bajo su mano izquierda, inicialmente presentaba más detalles y más textura rocosa, que posteriormente se simplificó. También pueden apreciarse ciertas variaciones difíciles de interpretar en zonas junto al borde izquierdo. En la zona inferior izquierda, en las brasas, en el suelo y en la roca oscura se observan pinceladas muy cargadas de blanco plomo que no se corresponden con la imagen visible. De especial interés es la limpieza de los pinceles en el borde inferior izquierdo de la tela.
 
En esta obra, se nos revela el interés temprano del pintor por sus interpretaciones más libres en la concepción del paisaje
y por las expresiones de los rostros. San Antonio se muestra con una expresión de anhelo y ansiedad. Es relevante la consecución de la figura del ángel mancebo flotando en el espacio y la utilización de reservas para marcar los contornos de las figuras que seguirá haciendo en su época de madurez.
 
Por último, destacamos que el formato se mantiene intacto en los bordes laterales y en el superior, apareciendo en la radiografía las deformaciones originales de la tela por el primer tensado. La calidad y finura del lienzo no descarta que pudiera ser romano.
 
Se acompaña del marco original en oro fino.
 
Destacamos el buen estado de conservación de la obra, con escasos daños o pérdidas de la materia pictórica.
 
Se adjunta estudio técnico, analítico y radiográfico de Icono.

Información adicional

 

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